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Frases de Antonio Porchia

Frases de Antonio Porchia

Fue un poeta ítalo-argentino autor de un único libro publicado titulado Voces.

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La gente, ya sabes, que o nos aman o nos odian, no hay término medio.



Es gracioso. Usted tiene éxito, pero ahora cuando vas a ir de allí? Tengo que seguir demostrando que puedo reír o llorar más real cada vez.



Lo más parecido a una ley de la naturaleza en los negocios es que la forma tiene una afinidad por la costa, mientras que la sustancia tiene una afinidad por los ingresos.



En realidad iba a la escuela de leyes en 1972.



Si la ley es una ley mala, siempre existe el derecho contingente a tomar medidas que no tomaría de otra manera.



Creo que uno de los mayores fraudes en la aplicación de la ley es el monitor.



Es un disco triste, pero no es un álbum de blues. No estoy fingiendo, de repente, ahora estoy un poco triste.



Siempre he tratado de convertir cada desastre en una oportunidad.



Hice Chicago en Broadway el año antepasado. Eso fue una gran oportunidad y me lo pasé genial.



La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten. Si un ciudadano tuviera derecho a hacer lo que éstas prohíben, ya no sería libertad, pues cualquier otro tendría el mismo derecho.



El amor nace de dos amores y muere en uno.



Cuando no puedes hacerme reír o llorar, sólo puedes cansarme.



Dios mío, casi no he creído nunca en tí, pero siempre te he amado.



Dios le ha dado mucho al hombre; pero el hombre quisiera algo del hombre.



Aun pido enseñanza; pero ya no al hombre, sino a quien no recibe enseñanza del hombre.



Quien ha visto vaciarse todo, casi sabe de qué se llena todo.



Para que tu tristeza muda no oyese mis palabras, te hablé bajito.



Los que regaló sus alas están tristes por no verlos volar.



El hombre habla de todo y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.



Quien va de fuego en fuego, muere de frío.



Miles de soles lejanos no disipan la noche.



A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad.



Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.



Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.



Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.



Un corazón grande se llena con poco.



El corazón, cuando palpita por nada, palpita escondido.



Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.



Herir al corazón es crearlo.



Mi corazón me duele a mí. Y no debiera dolerme a mí, porque no vive de mí, ni vive para mí.



En un corazón lleno hay espacio para todo, y en un corazón vacío no hay espacio para nada.



Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.



El dolor no nos sigue: camina adelante.



El amor que no es todo dolor, no es todo amor.



Se vive con la esperanza de convertirse en un recuerdo.



Las flores son sin esperanza. Porque la esperanza es mañana y las flores no tienen mañana.



Una flor en la mano muere, apagando una estrella.



Hallé lo más bello de las flores en las flores caídas.



Que en el hombre que no puede ser domesticada no es su maldad, pero su bondad.



Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.



Si no levantas los ojos,creerás que eres el punto más alto.



Debieras extinguir tus ojos antes que se extinga el sol, para dejarlo encendido.



Te asusta el vacío, ¡y abres más los ojos!.



No hallé como quien ser, en ninguno. Y me quedé, así: como ninguno.



Quieren que me haga diferente. Y sin ellos hacerse diferentes y sin nada hacerse diferente.¿Y de qué me haría diferente?.



Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.



El recuerdo es un poco de eternidad.



Lo que no se convierte en recuerdo, no fué.



La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.



Quien dice la verdad, casi no dice nada.



Cuántos, cansados de mentir, se suicidan en cualquier verdad.



Cuando tú y la verdad me hablan, no escucho a la verdad. Te escucho a ti.



El mundo perdona tus defectos, no tus virtudes.



Lleve cada uno su culpa y no habrá culpables.



Algunas cosas se hacen tan nuestras que las olvidamos.



Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.



Creo que nos habitamos unos a otros, pero no habitados. Porque no podríamos habitarnos unos a otros, habitados.



Sí, trataré de ser. Porque creo que es orgullo no ser.



Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.



Vengo de morirme, no de haber nacido. De haber nacido me voy.



La razón de todos es un monstruo y la razón de uno...es la razón de uno.



La razón se pierde razonando.



Y si no pudiera alejarme de mí, no podría acercarme a nadie, a nada. Ni a mí.



Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.



Uno es uno con otros; solo no es nadie.



Quien perdona todo ha debido perdonarse todo.



Lo que dicen las palabras no dura. Duran las palabras. Porque las palabras son siempre las mismas y lo que dicen no es nunca lo mismo.



Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.



Con las palabras que no he dicho he desarmado mis armas.



Antes de recorrer mi camino yo era mi camino.



Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.



La pobreza ajena me basta para sentirme pobre; la mía no me basta.



Mi pobreza no es completa: me falta.



Sí, están equivocados, porque no saben. Y si supieran. . . Nada. Ni estarían equivocados.



El mal de no creer es creer un poco.



Creen que moverse es vivir. Y se mueven, no para vivir. Se mueven para creer que viven.



Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.



Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.