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Frases de Eduardo Galeano

Frases de Eduardo Galeano

Fue un periodista y escritor uruguayo, considerado uno de los escritores más influyentes de la izquierda latinoamericana.​

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La verdad, aunque yo siempre iba corriendo, nunca pensé que eso me llevara a ningún lado.



Los secretos del éxito son una buena esposa y un trabajo estable. Mi esposa me dijo.



Quiero las máximas expectativas. Quiero volar lejos.



Los niños son siempre el símbolo del eterno matrimonio entre el amor y el deseo.



Si queremos que nuestros hijos a valorar la educación, tenemos que demostrar nuestro aprecio por el conocimiento.



Creo que usted tiene que hacer todo lo que puede hacer para potenciar a las niñas cuando son jóvenes, de su educación, de su exitosa independencia, a su autoconocimiento sexual.



Podría comparar mi música a la luz blanca que contiene todos los colores. Sólo un prisma puede dividir los colores y hacer que parezcan; ese prisma puede ser el espíritu del oyente.



Y usted tiene una discográfica detrás de él, esto es una clave también, se necesita gente para luchar por sus registros, por lo menos un poco. Así que si usted tiene una gran canción, es pegadiza, y tienes un poco de ayuda, creo que eso es todo lo que necesita. Pero no ha sido que en la música.



Acércate. Junto a la noche te espero. Nádame. Fuentes profundas y frías avivan mi corriente.



En política, la gente te da lo que ellos piensan que se merece y negar lo que piensan que desee.



¿Qué se supone que debemos hacer como actores es poder representar a los seres y las emociones humanas reales. Y si uno crece en esta burbuja del mundo del espectáculo y sólo se sabe que la gente que hace cine, que en realidad no tiene una comprensión del mundo exterior.



Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desnúdeme.



Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.



El mundo se divide, sobre todo, entre indignos e indignados, y ya sabrá cada quien de qué lado quiere o puede estar...



Si un libro se puede leer impunemente, no vale la pena tomarse el trabajo. Cuando los libros están de veras vivos, respiran; y uno se los pone al oído y les siente la respiración y sus palabras son contagiosas, peligrosamente, cariñosamente contagiosas...



La espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo colonial.



Me desprendo del abrazo, salgo a la calle. En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna. La luna tiene dos noches de edad. Yo, una.



Este trabajo es una tortura en el trasero pero es una alegría para el corazón.



La industria norteamericana de armamentos practica la lucha contra el terrorismo vendiendo armas a gobiernos terroristas, cuya única relación con los derechos humanos consiste en que hacen todo lo posible por aniquilarlos.



No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo.



Cada vez que una nueva guerra se da a conocer en nombre de la lucha del bien contra el mal, los que mueren son los pobres. Es siempre la misma historia se repite una y otra vez y otra vez.



Las bombas inteligentes, que tan burras parecen, son las que más saben. Ellas han revelado la verdad de la invasión. Mientras Rumsfeld decía: “Estos son bombardeos humanitarios”, las bombas destripaban niños y arrasaban mercados callejeros.



Mi idioma es un lenguaje de sentirse pensar, sentir y pensar al mismo tiempo, es por eso que es una celebración de la vida, y al mismo tiempo se trata de una denuncia de todo lo que no está permitido en la vida para la vida real, que es la plenitud.



La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.



Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.



La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos.



Como Dios, el capitalismo tiene la mejor opinión sobre sí mismo, y no duda de su propia eternidad.



Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: «Cierren los ojos y recen». Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.



Casi todas las guerras, tal vez todos, son guerras comerciales relacionadas con algún interés material. Ellos siempre se disfrazan de guerras sagradas, hechas en el nombre de Dios, o la civilización o progreso. Pero todos ellos, o casi todas las guerras, han sido las guerras comerciales.



Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.



Todos somos mortales hasta el primer beso y la segunda copa de vino.



Las paredes son de los editores de los pobres.



Pobres contra pobres, como de costumbre: la pobreza es una manta demasiado corta, y cada cual tira para su lado.



La riqueza en el mundo es el resultado de la pobreza de los demás. Debemos comenzar a acortar el abismo entre ricos y pobres.



La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo.