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Frases de Facundo Cabral

Frases de Facundo Cabral

Fue un cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino.

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Odio la pesca, y no puedo imaginar por qué alguien querría caminar cuando se puede obtener en el coche y conducir.



Su creencia en Dios no es más que un escape de su vida monótona, estúpida y cruel.



Se puede hablar de lo que se ve desde el exterior, es difícil para mí decir quién soy cuando estás mirándome con un uniforme de fútbol. Es una persona totalmente diferente. Ese es mi trabajo, eso es todo.



Cuando se es joven, nada es más importante que el fútbol, ??pero a medida que envejece, se casan, tienen hijos y perder a la gente. Entonces te das cuenta de que su familia es más importante. Esto viene con la edad.



Oportunidad bailes con los que ya están en la pista de baile.



La música es el lenguaje universal de la humanidad.



Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor.



Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.



Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas.



Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente.



Cuando un pueblo trabaja Dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, Dios lo ama.



Quien no ama su trabajo, aunque trabaje todo el día es un desocupado.



Decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.



Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.



Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.



Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que le destruya hay millones de caricias que alimenta a la vida.



Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.



Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho. Si digo manzana no es la maravilla innombrable que enamora el verano, si digo árbol apenas me acerco a lo que saben las aves, el caballo siempre fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.



De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.