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Frases Emotivas

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  • Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral.

  • Quien quiera ver prosperar sus negocios, consulte a su mujer.

  • Sin una familia, el hombre, solo en el mundo, tiembla de frío.

  • La mujer compuesta quita el marido de otra puerta.

  • ¡Bienaventurado todo aquel a quien la mujer dice no quiero, porque ése, a lo menos, oye la verdad!

  • Cuando el hombre ya no encuentra placer en su trabajo y trabaja sólo por alcanzar sus placeres lo antes posible, entonces sólo será casualidad que no se convierta en delincuente.

  • La ley de la sociedad es cada uno para todos y todos para cada uno.

  • La ley es, pues, la distinción de las cosas justas e injustas, expresada con arreglo a aquella antiquísima y primera naturaleza de las cosas.

  • La civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó e hizo más cruel y bárbara.

  • La justicia se defiende con la razón y no con las armas. No se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra.

  • Todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo.

  • La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto; apenas nos dignaríamos a mirar el arco iris si éste permaneciese por mucho tiempo en el horizonte.

  • Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella.

  • La libertad política es la condición previa del desarrollo económico y del cambio social.

  • El que un perro haya mordido a un hombre no es ninguna noticia; una noticia es el que un hombre haya mordido a un perro.

  • Las leyes se hicieron para los hombres y no los hombres para las leyes.

  • La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.

  • En política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal.

  • La socialización sólo se presenta cuando la coexistencia aislada de los individuos adopta formas determinantes de cooperación y colaboración que caen bajo el concepto general de la acción recíproca.

  • Es más acertado contener a los niños por honor y ternura, que por el temor y el castigo.

  • El hombre es una multitud solitaria de gente, que busca la presencia física de los demás para imaginarse que todos estamos juntos.

  • El valor del dinero es que con él podemos mandar a cualquiera al diablo. Es el sexto sentido que te permite disfrutar de los otros cinco.

  • La moda comienza y termina siempre por las dos cosas que más aborrece: la singularidad y la vulgaridad.

  • Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.

  • Con el dinero sucede lo mismo que con el papel higiénico; cuando se necesita, se necesita urgentemente.

  • Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse.

  • Basta el instante de un cerrar de ojos para hacer de un hombre pacífico un guerrero.

  • Los mayores progresos de la civilización se experimentan inicialmente como sus peores amenazas.

  • ¿Uno que no sepa gobernarse a sí mismo, cómo sabrá gobernar a los demás?.

  • Las sociedades deben juzgarse por su capacidad para hacer que la gente sea feliz.

  • Los resultados de los cambios políticos rara vez son aquellos que sus amigos esperan o que sus enemigos temen.

  • Hay que vigilar a los ministros que no pueden hacer nada sin dinero y a aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero.

  • Elige una mujer de la cual puedas decir: Yo hubiera podido buscarla más bella pero no mejor.

  • Soy gran creyente en la suerte, y he descubierto que mientras más duro trabajo, más suerte tengo.

  • Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.

  • De aquel que opina que el dinero puede hacerlo todo, cabe sospechar con fundamento que será capaz de hacer cualquier cosa por dinero.

  • Las mujeres no son otra cosa que máquinas de producir hijos.

  • Nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero.

  • Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas.

  • No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo.

  • Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.

  • El dinero es como un brazo o una pierna: o se usa o se pierde.

  • No pongas tu interés en el dinero, pero pon tu dinero a interés.

  • Para gobernar se precisa firmeza, pero también mucha flexibilidad y paciencia.

  • No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados.

  • Estoy a favor de un gobierno que sea vigorosamente frugal y sencillo.

  • Creo que en la política ya sé diferenciar entre los pecados de los hombres y la limpieza de las ideas.

  • Estoy de acuerdo en que las sociedades decreten abolir la pena de muerte; pero que empiecen por abolirla los asesinos.

  • La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso.

  • La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices.

  • Donde quiera que veáis la moderación sin tristeza, la concordia sin esclavitud, la abundancia sin profusión, decid confiadamente; es un ser venturoso el que aquí manda.

  • Las dos más importantes palabras del idioma inglés son: cheque adjunto.

  • No valores el trabajo hasta que acabe el día y la tarea esté hecha.

  • La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.

  • No se puede ganar una guerra como tampoco se puede ganar un terremoto.

  • Los vecinos que uno nunca ve de cerca son los vecinos ideales y perfectos.

  • No podemos hacer la historia, sino sólo esperar a que se desarrolle.

  • Las mujeres juegan con su belleza como los niños con un cuchillo, y se lastiman.

  • El trabajo es una invasión de nuestra privacidad.

  • Es absurdo que un pueblo cifre sus esperanzas de redención y ventura en formas de gobierno que desconoce.

  • De mi formación cristiana he obtenido mis ideales y de Gandhi la técnica de la acción.

  • La multitud por sí sola nunca llega a nada si no tiene un líder que la guíe.

  • Más confío en el trabajo que en la suerte.

  • De los fumadores podemos aprender la tolerancia. Todavía no conozco uno solo que se haya quejado de los no fumadores.

  • Cualquiera es poderoso para hacer.

  • Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas.

  • A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia.

  • El dinero es algo muy singular. Le da al hombre tanta alegría como el amor y tanta angustia como la muerte.

  • Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen.

  • Todas las épocas decadentes son subjetivas y por contra todas las épocas de progreso son objetivas.

  • Un hombre inútil es gravoso al estado, en que se pesa el mérito de los miembros por la utilidad que de ellos se saca.

  • Hay tantas leyes que nadie está seguro de no ser colgado.

  • Conozco a alguien que tiene más espíritu que Napoleón, que Voltaire, que todos los ministros presentes y futuros: la opinión pública.

  • No puede conseguirse ningún progreso verdadero con el ideal de facilitar las cosas.

  • ¿Qué confianza puede tenerse ni qué protección encontrarse en leyes que dan lugar a trampas y enredos interminables, que arruinan a los pleiteantes, engordan a los curiales y facilitan a los Gobiernos el cargar impuestos y derechos sobre las disensiones y pleitos eternos de sus súbditos?

  • La educación es el pasaporte hacia el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy.

  • Hay muy pocos que sean tan necios que no prefieren gobernarse a sí mismos antes que ser gobernados por otros.

  • La opinión de toda una multitud es siempre más creíble que la de una minoría.

  • Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción.

  • Y el gran lazo que sostiene a la sociedad es, por una incomprensible contradicción, aquello mismo que parecería destinado a disolverla; es decir, el egoísmo.