La decepción es inevitable. Pero desani
La decepción es inevitable. Pero desanimarse, hay una opción que hago. Dios nunca me desanimaría. Él siempre me consigo mismo punto de confiar en él. Por lo tanto, mi desaliento viene de Satanás. Al pasar por las emociones que tenemos, la hostilidad no es de Dios, la amargura, el rencor, todos estos son los ataques de Satanás.