Palabras de aliento
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Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria.
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La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer.
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La palabra es plata y el silencio es oro.
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Cuanto menos poseemos, más podemos poseer.
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Los tontos no gustan de admirar las cosas sino cuando llevan una etiqueta.
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Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.
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Lo realmente importante no es llegar a la cima; sino saber mantenerse en ella.
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No, el éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que a los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿qué hacen? bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.
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Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece.
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Lo que ha de suceder, sucederá.
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Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo.
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Hay que guardarse bien de un agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silencioso.
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Es más fácil dar consejos que sufrir con fortaleza la adversidad.
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Nunca hay que pactar con el error, aun cuando aparezca sostenido por textos sagrados.
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Donde la igualdad no se discute, allí también hay subordinación.
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Si la fama sólo llega después de la muerte, no tengo prisa en conseguirla.
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El diplomático es una persona que primero piensa dos veces y finalmente no dice nada.
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Lo que se considera ceguera del destino es en realidad miopía propia.
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Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores.
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Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.
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El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras.
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El éxito es sólo la mitad de bonito cuando no hay nadie que nos envidie.
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Encuéntrate y sé tú mismo; recuerda que no hay nadie como tú.
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Detrás de cada gran fortuna hay un delito.
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Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa.
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Nos reímos del honor y luego nos sorprendemos de encontrar traidores entre nosotros.
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No hay ninguna cosa seria que no pueda decirse con una sonrisa.
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Yo sé que la muerte no resuelve nada, que todos los problemas hay que resolverlos de pie.
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Que no hay, para olvidar amor, remedio,como otro nuevo amor, o tierra en medio.
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La soledad es a veces la mejor compañía, y un corto retiro trae un dulce retorno.
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Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas.
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El oro hace soberbios, y la soberbia, necios.
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Si no sabes donde vas, acabarás en otra parte.
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Olvida uno su falta después de haberla confesado a otro, pero normalmente el otro no la olvida.
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La salud es un estado transitorio entre dos épocas de enfermedad y que, además, no presagia nada bueno.
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Las causas están ocultas. Los efectos son visibles para todos.
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Quien quita la ocasión, quita el pecado.
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Me opongo a toda superstición, sea musulmana, cristiana, judía o budista.
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Los que se pasan la vida haciendo revoluciones a medias no hacen más que cavarse una tumba.
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El sufrimiento más intolerable es el que produce la prolongación del placer más intenso.
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Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena.
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La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.
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El mundo recompensa antes las apariencias de mérito que al mérito mismo.
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Si eliges entre el menor de dos males, al final del día, sigues teniendo mal.
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Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.
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Para conseguir la más pequeña fortuna, vale más decir cuatro palabras a la querida de un rey que escribir cien volúmenes.
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Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.
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Cuando ves lo que somos y lo que representa la vida, sólo el silencio es grande, todo lo demás es debilidad.
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Aquellos que padecen una indigestión o una borrachera no saben lo que es comer ni lo que es beber.
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Cuando se es ensalzado por el enemigo, es que se ha hecho algo mal.
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La recompensa de una buena acción está en haberla hecho.
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La arena del desierto es para el viajero fatigado lo mismo que la conversación incesante para el amante del silencio.
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Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
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La reflexión es el camino hacia la inmortalidad (nirvana); la falta de reflexión, el camino hacia la muerte.
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De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error.
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Cuando alguien te lame las suelas de los zapatos, colócale el pie encima antes de que comience a morderte.
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Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes.
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Humano es errar; pero sólo los estúpidos perseveran en el error.
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¡Que enmudezcan nuestras lenguas y empiecen a hablar las manos!
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La adulación es una moneda que empobrece al que la recibe.
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Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate un espejo.
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El respeto mutuo implica la discreción y la reserva hasta en la ternura, y el cuidado de salvaguardar la mayor parte posible de libertad de aquellos con quienes se convive.
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La práctica debería ser producto de la reflexión, no al contrario.
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Los hombres son pervertidos no tanto por la riqueza como por el afán de riqueza.
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Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.
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Estoy solo y no hay nadie en el espejo.
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Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad.
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A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo.
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El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería.
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No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche.
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Cuando más grande es vuestra gloria, más cerca estáis de vuestra declinación.
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Saludable es al enfermo la alegre cara del que le visita.
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En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido.
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Una casa es el lugar donde uno es esperado.
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La mejor manera de hacer carrera es transmitir a los demás la impresión de que ayudarte sería para ellos de gran provecho.
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No basta levantar al débil, hay que sostenerlo después.
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A cada cerdo le llega su San Martín.
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Más de uno le debe el éxito a su primera esposa, y su segunda esposa a su éxito.
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Todo chiste, en el fondo, encubre una verdad.
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Las revoluciones se producen en los callejones sin salida.