Frases con doble sentido
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Los que se desaniman ante un fracaso es porque ya tienen todo lo que pueden.
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El avión es solamente una maquina, pero qué invento tan maravilloso, qué magnífico instrumento de análisis: nos descubre la verdadera faz de la Tierra.
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Los autores de revoluciones no pueden sufrir que otros las hagan después de ellos.
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En realidad, los seguros de vida son seguros de muerte.
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Si de una discusión pudiese salir la menor verdad, se discutiría menos.
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El mundo es una patria y se vive bien en todas partes cuando se tiene mucho dinero y se es de humor alegre.
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La preocupación es un juicio que espera las pruebas.
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Construye tu cabaña en el valle, pero nunca lo hagas en la cima.
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Un instante de lucidez, sólo uno; y las redes de lo real vulgar se habrán roto para que podamos ver lo que somos: ilusiones de nuestro propio pensamiento.
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En última instancia, todo tiene arreglo, menos la dificultad de ser, que no lo tiene.
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Para encontrar gusto a la vida, no hay como morirse.
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El psicoanálisis es el cubismo de la medicina.
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Cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo.
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Los hombres se equivocan con más frecuencia por demasiado listos que por demasiado buenos.
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La evidencia es la más decisiva demostración.
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Todo adulador vive a expensas de quien lo escucha.
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No se trata de ser el primero, sino de llegar con todos y a tiempo.
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El hombre famoso tiene la amargura de llevar el pecho frío y traspasado por linternas sordas que dirigen sobre él los otros.
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El que se ve en una situación peligrosa piensa con las piernas.
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La realización conlleva la idea de que lo que sé es definitivo.
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En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad.
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Al tratar del Estado debemos recordar que sus instituciones no son aborígenes, aunque existieran antes de que nosotros naciéramos; que no son superiores al ciudadano; que cada una de ellas ha sido el acto de un solo hombre, pues cada ley y cada costumbre ha sido particular; que todas ellas son imitables y alterables, y que nosotros las podemos hacer igualmente buenas o mejores.
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El Estado soy yo.
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Lo que no se parece a nada no existe.
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La enfermedad hace agradable la salud; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo.
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Cuando las personas tienen libertad para hacer lo que quieren, por lo general comienzan a imitarse mutuamente.
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Lo urgente generalmente atenta contra lo necesario.
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En la geometría no existen sectas.
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Los hechos no dejan de existir sólo porque sean ignorados.
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Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros inferiores.
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Aquí no pasa nada; mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada.
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No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
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Jamás viene la fortuna a manos llenas, ni concede una gracia que no haga expirar con un revés.
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Bien acierta quien sospecha que siempre yerra.
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Algo debe haber hecho mal o no sería tan famoso.
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Un hombre es la suma de sus desdichas. Se podría creer que la desdicha terminará un día por cansarse, pero entonces es el tiempo el que se convierte en nuestra desdicha.
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De las miserias suele ser alivio una compañía.
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El secreto para tener buena salud es que el cuerpo se agite y que la mente repose.
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Cuando nacen las sociedades, los jefes de un Estado son los que dan a éste su carácter especial. Después, este carácter especial es el que forma a los jefes de Estado.
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Echad los prejuicios por la puerta: volverán a entrar por la ventana.
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Todo lo que no es útero es intemperie.
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El pudor es una virtud relativa, según se tengan veinte, treinta o cuarenta y cinco años.
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Cuando acude la buena dicha, acude para todo, y lo mismo cuando la desdicha acude.
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Las discusiones metafísicas se parecen a los globos llenos de aire; cuando revientan las vejigas, se observa cómo sale el aire y no queda nada.
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Nadie más muere que el olvidado.
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No existe el placer allí donde no existe más que él.
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Cuando se tienen veinte años, uno cree haber resuelto el enigma del mundo; a los treinta reflexiona sobre él, y a los cuarenta descubre que es insoluble.
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Los estados poderosos sólo pueden sostenerse por el crimen. Los estados pequeños sólo son virtuosos porque son débiles.
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La indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad.
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Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades.
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Aunque personalmente me satisfaga que se hayan inventado los explosivos, creo que no debemos mejorarlos.
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A la gloria de los más famosos se adscribe siempre algo de la miopía de los admiradores.
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Actúa siempre con acierto. Esto tranquilizará a algunas personas y asombrará al resto.
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No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero.
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Solamente cuando madura cae el fruto de la fortuna.
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Del pecado, lo peor es la perseverancia.
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El hombre puede ser un escéptico sistemático; pero entonces no puede ser ya ninguna otra cosa; y ciertamente tampoco un defensor del escepticismo sistemático.
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La fortuna llega en algunos barcos que no son guiados.
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Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo.
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Cuanto más tiempo dura una disputa, más lejos nos hallamos del final.
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Lo único bueno de equivocarse es la alegría que produce a los demás.
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Mi madre quería darnos a entender que las tragedias de tu vida un día tienen el potencial de ser historias cómicas en el siguiente.
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Sólo de un modo se puede acertar; errar, de infinitos.
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Por fiel que uno quiera ser, nunca deja de traicionar la singularidad del otro a quien se dirige.
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Todo es bueno cuando es excesivo.
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Quién más se mueve, menos obra.
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El que no encuentra un biógrafo ha de forjarse la vida él mismo.
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Los que llevan condecoraciones son como las tiendas de poco género que todo lo exhiben en el escaparate.
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Aunque todas las posibles preguntas de la ciencia recibiesen respuesta, ni siquiera rozarían los verdaderos problemas de la vida.
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El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
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Vale más un testigo de vista que diez de oidas.
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Todo número es cero ante el infinito.
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En dos ocasiones no debería jugar el hombre; cuando no tiene dinero y cuando lo tiene.
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El pudor tiene la desventaja de que habitúa a mentir.
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Cuatro cosas hay que me hubiera pasado mejor sin ellas: amor, curiosidad, pecas y dudas.
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Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
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El hombre padece pocos males, si se esceptuan los que él mismo se atrae por el abuso de sus facultades.
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La primera condición para la paz es la voluntad de lograrla.
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Una de las grandes desventajas de la prisa es que lleva demasiado tiempo.
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Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público.