Frases Emotivas
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La política es una guerra sin efusión de sangre; la guerra una política con efusión de sangre.
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Hay que ser buenos no para los demás, sino para estar en paz con nosotros mismos.
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Imponer condiciones excesivamente duras es dispensar de su cumplimiento.
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La burocracia es una máquina gigantesca manejada por pigmeos.
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El trabajo es el único capital no sujeto a quiebras.
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El único que saca partido del capitalismo es el estafador, y se hace millonario en seguida.
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La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre.
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La religión debería servir más para dar ánimos a los buenos que para aterrorizar a los malos.
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La guerra es siempre una derrota de la humanidad.
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Un hombre educado es el que tiene los amores y los odios juntos.
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El odio entre parientes es el más profundo.
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El pueblo es una fiera de múltiples cabezas.
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Cualquiera puede hacer historia; pero sólo un gran hombre puede escribirla.
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La indignación moral no es más que envidia con aureola.
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Las leyes inútiles debilitan a las necesarias.
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El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar.
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La guerra es el estado normal del hombre.
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Una mujer no comienza a mostrar su edad hasta que empieza a ocultarla.
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Los viajes sólo son necesarios para las imaginaciones menguadas.
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El trabajo es lo más divertido, podríamos pasarnos horas observándolo.
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Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.
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La familia es un complemento nuestro, complemento mayor que nosotros, anterior a nosotros y que nos sobrevivirá con lo mejor de nosotros.
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El hombre comienza en realidad a ser viejo cuando cesa de ser educable.
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El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro.
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Interpretar la ley es corromperla, los abogados las matan.
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Casi todos los crímenes que castiga la ley se deben al hambre.
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La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio.
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La base de todas las sociedades grandes y duraderas ha consistido, no en la mutua voluntad que los hombres se tenían, sino en el recíproco temor.
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Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría.
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La política es el departamento Espectáculos de la industria.
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La finalidad del castigo es asegurarse de que el culpable no reincidirá en el delito.
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Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo.
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Algo malo debe tener el trabajo, o los ricos ya lo habrían acaparado.
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Ah, !el eterno femenino!, decía aquel señor cuya mujer nunca acababa de morirse.
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No siempre es la multitud la poseedora de la verdad absoluta.
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La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder.
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El hombre hace suyo un lugar no sólo con el pico y la pala, sino también con lo que piensa al picar y palear.
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La primera máxima de todo ciudadano ha de ser la de obedecer las leyes y costumbres de su país, y en todas las demás cosas gobernarse según las opiniones más moderadas y más alejadas del exceso.
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Primera muestra de una auténtica vocación política lo es, en todo tiempo, que un hombre renuncie desde el principio a exigir aquello que es inalcanzable para él.
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En realidad, la atracción o el afecto no son más que simpatía de la costumbre.
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No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino.
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Todo poder humano se forma de paciencia y de tiempo.
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Un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir.
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Amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.
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Los pueblos son una cera blanda; todo depende de la mano que les imprime el sello.
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No se puede decir que la civilización no avance, en cada guerra pueden matarte de una manera distinta.
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Una conducta desordenada se parece a un torrente invernal de corta duración.
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Aprende a gobernarte a ti mismo antes de gobernar a los otros.
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Las civilizaciones mueren por suicidio, no por asesinato.
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En política, querido mío, y vos lo sabéis tan bien como yo, no hay hombres, sino ideas; no sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, sino se allana un obstáculo.
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Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras.
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La historia la escriben los vencedores.
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La familia es un nido de perversiones.
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La mujer no es más que el hombre imperfecto.
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Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos son los más inútiles.
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Sólo los tontos han creado progresos en el mundo, porque los listos se han adaptado a lo que había sin necesidad de inventar.
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La guerra es un asunto demasiado importante para confiárselo a los militares.
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Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.
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La educación es por lo menos una forma de culto de la voluntad, no de cobarde culto del hecho.
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Cuando me encuentro con una criatura, encuentro la voluntad del poder.
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La sociedad está dividida en dos grandes clases: la de los que tienen más comida que apetito y la de los que tienen más apetito que comida.
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No se puede poseer mayor gobierno, ni menor, que el de uno mismo.
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El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia.
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El progreso no es un accidente, es una necesidad, una parte de la naturaleza.
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El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las acaba.
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Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.
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La historia es la novela de los hechos, y la novela es la historia de los sentimientos.
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Entiendo por religión, no ya un conjunto de ritos y costumbres, sino lo que está en el origen de todas las religiones, poniéndonos cara a cara con el Creador.
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Formarse no es nada fácil, pero reformarse lo es menos aún.
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Las religiones son meras vestiduras, muy mal cortadas, de la fe.
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El pueblo me silba, pero yo me aplaudo.
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Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar.
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Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?.
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Somos naturaleza. Poner al dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe.
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Cuando se tiene cierta moral de combate, de poder, hace falta muy poco para dejarse llevar, para pasar a la embriaguez, al exceso.
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En política pasa como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal.
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Los hombres casados son horriblemente aburridos cuando son buenos maridos, e insoportablemente presumidos cuando no lo son.
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El secreto de la educación es enseñar a la gente de tal manera que no se den cuenta de que están aprendiendo hasta que es demasiado tarde.
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El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.
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Más Estados han perecido por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes.