Frases Emotivas
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El cambio de moda es el impuesto que la industria del pobre carga sobre la vanidad del rico.
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No se es amigo de una mujer cuando se puede ser su amante.
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Toda historia no es otra cosa que una infinita catástrofe de la cual intentamos salir lo mejor posible.
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El poder sin límites, es un frenesí que arruina su propia autoridad.
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El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.
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Hay más religión en la ciencia del hombre que ciencia en su religión.
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Aprende a vivir aislado y a meditar en soledad; pero si te mezclas con la muchedumbre procura ser, como todos ellos, uno de tantos.
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La guerra es un mal que deshonra al género humano.
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El deporte es una estilización de la guerra.
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Todas las guerras son santas, os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el cielo de su parte.
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La sociedad está bien ordenada cuando los ciudadanos obedecen a los magistrados, y los magistrados a las leyes.
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La revolución feminista ha convertido a la mujer en ese tipo de hombre que a mí me entristecía cuando era joven, ese que tenía que trabajar de nueve a cinco de manera aburrida y nunca era dueño de su destino. Ahí es donde acabó su revolución, su asalto al poder.
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Todo poder es una conspiración permanente.
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Gobierna mejor quien gobierna menos.
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A las mujeres les gusta sobre todo salvar a quien las pierde.
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El dinero se llora con un pesar más profundo que a los amigos o a los parientes.
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En la guerra como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca.
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Quizá me estaba dando cuenta de lo que significaba el mundo laboral: hacer cosas sin tener el deseo de hacerlas.
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Estar preparados para la guerra es uno de los medios más eficaces para conservar la paz.
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La política es el arte de impedir que la gente se entrometa en lo que le atañe.
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Muchas veces las leyes son como las telarañas: los insectos pequeños quedan prendidos en ellas; los grandes la rompen.
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El primer error que se comete en los negocios públicos es consagrarse a ellos.
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Dios perdonará a los que le niegan; pero ¿qué hará con los que cometen maldad en su nombre?.
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La sociedad sería una cosa hermosa si se interesaran los unos por los otros.
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No siempre lo posterior a un momento determinado significa progreso.
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La religión sirve para ayudarnos y consolarnos ante unos problemas que no tendríamos si no existiese la religión.
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La civilización es la victoria de la persuasión sobre la fuerza.
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En política, como en religión, hay devotos que manifiestan su veneración por un santo desaparecido convirtiendo su tumba en un santuario del crimen.
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La educación es la trasmisión de la civilización.
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Cómo tener confianza de una mujer que le dice a uno su verdadera edad. Una mujer capaz de decir esto es capaz de decirlo todo.
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Las mujeres son como las veletas: sólo se quedan quietas cuando se oxidan.
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No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado.
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El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.
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En el derecho público el acto de justicia más severo es la guerra, porque puede tener por efecto la destrucción de la sociedad.
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No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio.
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Las mujeres con pasado y los hombres con futuro son las personas más interesantes.
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Para crear debes estar consciente de las tradiciones, pero para mantener las tradiciones debes de crear algo nuevo.
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La sencillez y naturalidad son el supremo y último fin de la cultura.
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No progresas mejorando lo que ya esta hecho, sino esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer.
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¿Quién guardará a los guardianes?
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La historia es un incesante volver a empezar.
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La diplomacia es la política en traje de etiqueta.
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La manera más rápida de finalizar una guerra es perderla.
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Los experimentos en política significan revoluciones.
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Un día mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: las que trabajan, y las que buscan el mérito. Me dijo que tratara de estar en el primer grupo: hay menos competencia ahí.
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En ningún momento he dudado que las mujeres son tontas. Al fin y al cabo el Todopoderoso las creó a imagen y semejanza de los hombres.
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Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo es la propia patria se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado.
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El fin del terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para desestabilizar al enemigo.
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Si las leyes fueran constituidas por los hombres, o por las sentencias de los jueces, serían derechos matar, robar, adulterar, etcétera.
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El que ostenta el poder es siempre impopular.
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Los malos hábitos es más fácil romperlos que enmendarlos.
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El poder y el despotismo duran poco.
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Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan.
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Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención.
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Viajar es imprescindible y la sed de viaje, un síntoma neto de inteligencia.
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Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
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El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
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Cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil.
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La religión es el conocimiento de todos nuestros deberes como mandamientos divinos.
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Bienaventurado el que tiene talento y dinero, porque empleará bien este último.
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Bien sé que las mujeres aman, por lo regular, a quienes lo merecen menos. Es que las mujeres prefieren hacer limosnas a dar premios.
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Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado.
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El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.
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Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos.
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El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas.
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La autoridad de la moda es tal, que nos obliga a ser ridículos para no parecerlo.
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El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla.
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Una verdadera anarquía es el elemento generador de la religión. De la destrucción de todo lo posible, levanta ésta su gloriosa cabeza cual nueva creadora del mundo.
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La historia es como una destilación del chismorreo.
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Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables.
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Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla.
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Huye guerras, que es menos sentimiento,padecer su terror que su escarmiento.
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No es bueno que los hombres sepan hasta que punto somos buenos.
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La perfección de la propia conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.
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Casi todo lo absurdo de nuestra conducta es resultado de imitar a aquellos a los que no podemos parecernos.
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La prueba suprema de virtud consiste en poseer un poder ilimitado sin abusar de él.
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La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos.
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Crecí besando libros y pan. Desde que besé a una mujer, mis actividades con el pan y los libros perdieron interés.
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La fuerza de las mujeres depende de que la psicología no puede explicarla. Los hombres pueden ser analizados; las mujeres sólo pueden ser amadas.
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Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.