Frases Chistosas
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La fortuna es como un vestido: muy holgado nos embaraza, y muy estrecho nos oprime.
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En materia de negocios, nada hay efectivo mientras no estén terminados.
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¡Bienaventurados los que no hablan; porque ellos se entienden!
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No se debe ser demasiado severos con los errores del pueblo, sino tratar de eliminarlos por la educación.
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Cuando no se encuentra descanso en uno mismo, es inútil buscarlo en otra parte.
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Viven más contentos aquellos en quienes jamás puso los ojos la fortuna, que los otros de quienes los apartó.
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Así como los ojos están formados para la astronomía, los oídos lo están para percibir los movimientos de la armonía.
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¡Aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados!
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Los volcanes arrojan piedras, y las revoluciones hombres.
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Unos tienen fama y otros cardan la lana
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En las grandes cosas los hombres se muestran como les conviene mostrarse. En las pequeñas como son.
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Los que se quejan de la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear.
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Podemos detenernos cuando subimos, pero nunca cuando descendemos.
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En la prosperidad es muy fácil encontrar amigos, en la adversidad no hay nada más difícil.
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El único deber del hombre es andar siempre adelante.
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El que no llora, no mama.
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Los buscadores de oro cavan mucho y hallan poco.
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La acción es lo único que tiene valor. Soñar que se juega al tenis no es nada. Leer libros de tenis no es nada. Jugar al tenis es un gran placer.
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Al buen pagador no le duelen prendas.
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El arte de vencer las grandes dificultades se estudia y adquiere con la costumbre de afrontar las pequeñas.
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La necesidad es un obstáculo indestructible; todo lo que sobre ella se lanza se estrella.
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No hay quien sea enteramente inaccesible a la adulación, porque el hombre mismo que manifieste aborrecerla, en alabándole de esto es adulado con placer suyo.
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La única simplicidad que vale la pena de conservar es la del corazón, la simplicidad que acepta y goza.
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No se puede imitar lo que se quiere crear.
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Los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera.
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No hay cosa más fría que un consejo cuya aplicación sea imposible.
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Cuando vienes al mundo, lloras. Cuando mueres, el mundo calla.
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Viejo es Pedro para cabrero.
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El hombre silencioso no presta testimonio contra sí mismo.
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La amenaza es el arma del amenazado.
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Pedir prestado no es mucho mejor que mendigar, así como el prestar con usura no es gran cosa menos que robar.
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Sería necesario imponer esta regla: no repetir jamás una afirmación malévola sin verificar su contenido. Aunque es cierto que así nunca se hablaría de nada.
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Distraerse significa casi siempre cambiar de aburrimiento.
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Tengo una gran fe en los tontos, autoconfianza le llaman mis amigos.
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Quien fue a Sevilla perdió su silla.
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¿Quién osó luchar con los dioses, y quién con el Único? Es hermoso ser un discípulo de Homero, aunque sea el último.
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Llevo en mi mundo que florece todos los mundos que han fracasado.
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Suicidarse es subirse en marcha a un coche fúnebre.
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No creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior.
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Casa con dos puertas, mala es de guardar.
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No me asusta morir un día, me asusta morir hoy.
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En las desgracias hay que acordarse del estado de conformidad con que miramos las ajenas.
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No son buenos los extremos aunque sea en la virtud.
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No hay nada nuevo bajo el sol, pero cuantas cosas viejas hay que no conocemos.
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Pan con pan, comida de tontos.
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Comida hecha, compañía deshecha.
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La diferencia entre un civil y un militar es que el primero siempre puede militarizarse, pero el segundo rara vez puede civilizarse.
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Toda noble empresa parece al principio imposible.
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Nos hartamos de andar por sendas de iniquidad y perdición, atravesamos desiertos intransitables.
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Comenzar bien no es poco, pero tampoco es mucho.
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No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
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La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana.
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Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis.
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El cuando y el pero es la herencia de los tontos.
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Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.
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Cobra buena fama y échate a dormir.
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Rendirse ante la adversidad es mostrarse de su parte.
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La fuerza más fuerte de todas es un corazón inocente.
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El amor a la patria no conoce fronteras ajenas.
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Toda lágrima enseña a los mortales una verdad.
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Existe una tentación extremadamente sutil y peligrosa de confundir la paz con la simple ausencia de guerra, como estar tentados de confundir la salud con la ausencia de enfermedad, o la libertad con el no estar preso. La terminología es a veces engañosa. Por ejemplo, la expresión coexistencia pacífica significa ausencia de guerra y no verdadera paz.
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Un diccionario es un universo en orden alfabético.
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Los modales corteses hacen que el hombre aparezca exteriormente tal como debería ser en su interior.
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Las mujeres son secretistas por naturaleza, y les gusta practicar el secreto por su cuenta.
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Las desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.
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De aquellos polvos vienen estos lodos.
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Discutir en el peligro es apretar el dogal.
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Afortunado en el juego, desgraciado en amores.
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Me afecta cualquier amenaza contra el hombre, contra la familia y la nación. Amenazas que tienen siempre su origen en nuestra debilidad humana, en la forma superficial de considerar la vida.
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Sobre todas las cosas pueden hacerse dos afirmaciones totalmente contrarias.
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No hay peor cuña que la de la misma madera.
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La queja trae descrédito.
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El respeto de sí mismo es, después de la religión, el principal freno de los vicios.
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La última voz audible antes de la explosión del mundo será la de un experto que diga: es técnicamente imposible.
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Aparentar tiene más letras que ser.
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Ante todo, respetáos a vosotros mismos.
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Es fácil reconocer si el hombre tiene gusto: la alfombra debe combinar con las cejas.
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Lo mejor es enemigo de lo bueno
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A los que corren en un laberinto, su misma velocidad los confunde.
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Las preocupaciones acaban por comerse unas a otras, y al cabo de diez años, se da uno cuenta de que se sigue viviendo.