Frases Emotivas
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En materia de gobierno todo cambio es sospechoso, aunque sea para mejorar.
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La excelencia de un gobierno no se juzga por su orden.
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El dinero es la llave que abre todas las puertas.
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En la política el arrepentimiento no existe. Uno se equivoca o acierta, pero no cabe el arrepentimiento.
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O se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño.
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He dicho muchas veces que la política es la segunda profesión más baja y me he dado cuenta de que guarda una estrecha similitud con la primera.
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Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder.
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La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar, que nada que valga la pena se puede enseñar.
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Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.
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No hay leyes, ni tradiciones ni reglas que se puedan aplicar universalmente incluyendo ésta.
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En un acto social, cada uno disfruta de los demás.
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La mujer es como los autos, a la vejez es cuando más se pintan.
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Cada dogma tiene su día, pero los ideales son eternos.
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El consejo del escarmiento las más de las veces llega tarde.
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La guerra es un juego serio en el que uno compromete su reputación, sus tropas y su patria.
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Dichoso el que gusta las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo.
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El que tiene un derecho no obtiene el de violar el ajeno para mantener el suyo.
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Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes.
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La historia es una filosofía en ejemplos.
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Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo.
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La sociedad difiere de la naturaleza en que persigue una finalidad moral definida.
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La costumbre con la costumbre se vence.
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El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable.
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No gastes tu dinero antes de ganarlo.
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Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso.
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El mejor límite para el dinero es el que no permite caer en la pobreza ni alejarse mucho de ella.
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El que renuncia a un derecho solamente se quita de en medio para poder gozar del mismo sin impedimento de su parte.
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La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran.
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Al progreso no hay quien lo pare. Dios creó el mundo en seis días. ¿Y que tenemos hoy? La semana de cinco días.
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El hábito convierte los placeres suntuosos en necesidades cotidianas.
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Ama a tu vecino, pero no derribes vuestra verja.
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La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano.
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El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.
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Tenemos bastante religión para odiarnos unos a otros, pero no la bastante para amarnos.
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Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices.
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A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre.
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Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia.
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La verdad y la solidaridad son dos elementos claves que permiten a los profesionales de los medios de comunicación convertirse en promotores de la paz.
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Los empleos públicos pertenecen al Estado; no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos.
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Para quienes ambicionan el poder, no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio.
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El dinero que se tiene es instrumento de libertad, el que se busca lo es de servidumbre.
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Allá donde la moral y la religión son reducidas al ámbito exclusivamente privado, faltan las fuerzas que puedan formar una comunidad y mantenerla unida.
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La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos.
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Es más fácil hacer leyes que gobernar.
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Sólo los necios se encuentran satisfechos y confiados con la calidad de su trabajo.
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Al cumplir los setenta años me he impuesto la siguiente regla de vida: No fumar mientras duermo, no dejar de fumar mientras estoy despierto, y no fumar más de un solo tabaco a la vez.
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La Historia no es la maestra de la vida: nadie escarmienta.
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Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal.
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Trabaja en algo, para que el diablo te encuentre siempre ocupado.
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Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente.
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Una revolución no es digna de llamarse tal si con todo el poder y todos los medios de que dispone no es capaz de ayudar a la mujer ?doble o triplemente esclavizada, como lo fue en el pasado? a salir a flote y avanzar por el camino del progreso social e individual.
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Cuando la política promete ser redención, promete demasiado. Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser, no divina, sino demoníaca.
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El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo.
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No importa que las mujeres nos fastidien; lo que no soportamos es que nos fastidie siempre la misma.
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Un partido es la locura de muchos en beneficio de unos pocos.
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El legislador no debe proponerse la felicidad de cierto orden de cuidadanos con exclusión de los demás, sino la felicidad de todos.
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¡Ay de los pueblos gobernados por un Poder que ha de pensar en la conservación propia!
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No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano.
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El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos.
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Para la diplomacia una cuestión aplazada ya está resuelta.
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El único propósito del castigo es la prevención del mal; nunca impulsará a nadie al bien.
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Uno debe saber vivir con el dinero que tiene.
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Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo.
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Gobernar es el arte de crear problemas con cuya solución mantiene a la población en vilo.
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Nadie que esté entusiasmado con su trabajo puede temer nada de la vida.
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Una historia no es sólo verdad cuando se narra cómo ha sucedido, sino también cuando relata cómo hubiera podido acontecer.
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¿No tenemos en nosotros una perpetua inclinación, pese a la excelencia de nuestro juicio, a violar lo que es la Ley, simplemente porque comprendemos que es la Ley?
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Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar un país.
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El progreso se evapora y deja atrás una estela de burocracia.
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Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.
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La moda es siempre un esperpento tal que nos vemos obligados a cambiarla cada seis meses.
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La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie.
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La primera víctima de la guerra es la verdad.
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En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas : ley, opinión publica y conciencia.
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Tan perjudicial es desdeñar las reglas como ceñirse a ellas con exceso.
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La guerra es un método de desatar con los dientes un nudo político que no se puede deshacer con la lengua.
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La monarquía debe ser gobernada por demócratas, y una república por aristócratas.
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La política es demasiado a menudo el arte de traicionar los intereses reales y legítimos, y de crear otros imaginarios e injustos.
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Dicen que el hábito es una segunda naturaleza. Quien sabe, empero, si la naturaleza no es primero un hábito.
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¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación.