Frases que Impactan
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El mundo es un rompecabezas cuyas piezas cada uno de nosotros arma de diferente manera.
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No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.
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El hombre grande es aquel que en medio de las muchedumbres mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad.
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No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia.
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Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.
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Hay muy buenas protecciones contra la tentación, pero la más segura es la cobardía.
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Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti.
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Vuestra fama es como la flor; que brota y muere; y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la acerba tierra.
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Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano; respétalo; estúdialo; concédele sus derechos.
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La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes.
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El indispensable, para que los demás nos soporten a gusto, participar hasta cierto punto en su pasiones.
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Pídeles consejos a los viejos y a los jóvenes, pero sigue tu propio sentido común.
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Somos fácilmente engañados por aquellos a quienes amamos.
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Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos.
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Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.
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El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños.
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La superstición en que fuimos educados conserva su poder sobre nosotros aun cuando lleguemos a no creer en ella.
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La precipitación y la superficialidad son las enfermedades crónicas del siglo.
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Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada.
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No sé cual es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo.
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La desgracia de Don Quijote no fue su fantasía, sino Sancho Panza.
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La diversión es como un seguro, cuanto más viejo eres más te cuesta.
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Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
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La sumisión a un hombre débil es disciplina. La sumisión a un hombre fuerte es sólo servilismo.
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Merece salir engañado el que al hacer un beneficio, cuente con la recompensa.
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Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.
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Que siempre por señales o razones se suelen descubrir las intenciones.
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No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.
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Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.
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Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito.
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La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio.
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El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto,porque sus ojos están cerrados.
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Una velada en que todos los presentes estén absolutamente de acuerdo es una velada perdida.
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Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida.
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Para triunfar en la lucha por la vida, el hombre ha de tener o una gran inteligencia o un corazón de piedra.
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Es necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para recibirlos.
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Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse.
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En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias.
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La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus limites, la tontería no.
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A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros.
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Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores.
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Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios.
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Un hombre no es otra cosa que lo que hace de sí mismo.
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Si nosotros somos tan dados a juzgar a los demás, es debido a que temblamos por nosotros mismos.
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En todo aquello que vale la pena de tener, incluso en el placer, hay un punto de dolor o de tedio que ha de ser sobrevivido para que el placer pueda revivir y resistir.
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Cualquier hombre que tenga más razón que sus prójimos ya constituye una mayoría de uno.
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Ninguna situación es tan grave que no sea susceptible de empeorar.
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La casualidad no es, ni puede ser más que una causa ignorada de un efecto desconocido.
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Detrás de un gran hombre hay una gran mujer y detrás de ésta su esposa.
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Placer y pena son los dos únicos resortes que mueven y moverán el mundo.
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Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.
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Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización
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El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
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Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan.
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No hay razón para buscar el sufrimiento, pero si éste llega y trata de meterse en tu vida, no temas; míralo a la cara y con la frente bien levantada.
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La desgracia abre el alma a una luz que la prosperidad no ve.
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Perseverar en el cumplimiento del deber y guardar silencio es la mejor respuesta a la calumnia.
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El obrero tiene más necesidad de respeto que de pan.