Frases cortas de amor
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La mujer celosa en sí no reposa, y al marido siempre le trae afligido.
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El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
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La ira es como el fuego; no se puede apagar sino al primer chispazo. Después es tarde.
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La fe es el antiséptico del alma.
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Hazles comprender que no tienen en el mundo otro deber que la alegría.
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La idea de ser presidente me da miedo, y no pienso que quiera el trabajo.
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El orgullo engendra al tirano. El orgullo, cuando inútilmente ha llegado a acumular imprudencias y excesos, remontándose sobre el más alto pináculo, se precipita en un abismo de males, del que no hay posibilidad de salir.
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Los celos son una ceguera que arruina los corazones; quejarse y querellarse no representa signos de afecto sino de locura y malestar.
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Nadie es realmente digno de envidia.
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Lo mejor y lo más bonito de esta vida no puede verse ni tocarse, debe sentirse con el corazón.
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Cada vez que un hombre defiende un ideal, actúa para mejorar la suerte de otros, o lucha contra una injusticia, transmite una onda diminuta de esperanza.
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Mucha gente se hace una idea equivocada sobre la verdadera felicidad. No se consigue satisfaciendo los propios deseos, sino siendo fieles a un cometido que merezca la pena.
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No es fiéis del que de nadie se fía.
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Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
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La felicidad nos espera en algún sitio a condición de que no vayamos a buscarla.
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Se sufre de dos clases de celos: los del amor y los del amor propio.
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No entiendo por qué el que es dichoso busca mayor felicidad.
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El odio es la cólera de los débiles.
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Las personas que comparten y expresan sus sentimientos se adaptan mejor a los cambios.
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Desconfía de la persona que lo ve todo bien, y de aquel que lo ve todo mal.
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La dulce piedad es el símbolo de la verdadera grandeza.
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La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
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Quien quisiera que el hombre no conociera el dolor, evitaría al mismo tiempo el conocimiento del placer y reduciría al mismo hombre a la nada.
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La felicidad compensa en altura lo que le falta en longitud.
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Siendo niños éramos agradecidos con los que nos llenaban los calcetines por Navidad. ¿Por qué no agradecíamos a Dios que llenara nuestros calcentines con nuestros pies?
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El hombre a quien el dolor no educó siempre será un niño.
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¿Racionalizar la fe?. Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de legar a la libertad en Cristo.
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Toma consejo de tu enemigo.
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Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros.
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El orgullo precede a la caída.
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Castiga a los que tienen envidia haciéndoles bien.
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No confíes en tus sentimientos, porque, sean cuales sean ahora, muy pronto habrán cambiado.
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Donde una puerta se cierra, otra se abre.
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Hay que atender no sólo a lo que cada cual dice, sino a lo que siente y al motivo porque lo siente.
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El verdadero dolor es el que se sufre sin testigos.
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Podría hacerse a mucha gente feliz con toda la felicidad que se pierde en este mundo.
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El dolor es, él mismo, una medicina.
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Pedir celos es despertar a alguien que está durmiendo.
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Los celos nacen del amor, pero no mueren con éste.
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Somos criaturas tan tornadizas, que acabamos por experimentar los sentimientos que fingimos.
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Tanto miedo tengo, que aun para huir valor no tengo.
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Las mujeres feas son celosas de sus maridos. Las bonitas no tiene tiempo, ¡están siempre tan ocupadas en estar celosas de los maridos de los demás...!
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La altivez es útil, todo hombre debe ser altivo.
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La esperanza es como el sol, arroja todas las sombras detrás de nosotros.
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Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera.
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El miedo reina sobre la vida.
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Siendo de dos una tristeza, ya no es tristeza, es alegría!
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Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.
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Cuando el dolor es insoportable, nos destruye; Cuando no nos destruye, es que es soportable.
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La esperanza es una virtud cristiana que consiste en despreciar todas las miserables cosas de este mundo en espera de disfrutar, en un país desconocido, deleites ignorados que los curas nos prometen a cambio de nuestro dinero.
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Para quien ama la lisonja, es enemigo quien no es adulador.
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La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer.
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Solemos perdonar a los que nos aburren, pero no perdonamos a los que aburrimos.
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Confianza es el sentimiento de poder creer a una persona incluso cuando sabemos que mentiríamos en su lugar.
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El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta.
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El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable a los demás.
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Marido celoso, no tiene reposo.
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¿Cual es el sueño de los que están despiertos?. La esperanza.
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Lo importante no es curarse, si no vivir con sus males.
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Le he amado demasiado para no odiarle.
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Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
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En los momentos de ansiedad, no tratéis de razonar, pues vuestro razonamiento se volverá contra vosotros mismos; es mejor que intentéis hacer esas elevaciones y flexiones de brazos que se enseñan ahora en todas las escuelas; el resultado os asombrará. Así, el profesor de filosofía os envía al de gimnasia.
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Piedad por el culpable es traición al inocente.
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La felicidad para mi consiste en gozar de buena salud, en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.
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¿Cuál es la felicidad que no tiene algo de pena?
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Un solo ser nos falta y todo está despoblado.
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Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.
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No hay condición tan baja que no tenga esperanzas, ni ninguna tan alta que no inspire temor.
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El miedo es más injusto que la ira.
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Los celos son, de todas las enfermedades del espíritu, aquella a la cual más cosas sirven de alimento y ninguna de remedio.
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Ver es creer, pero sentir es estar seguro.
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La corona real no quita el dolor de cabeza.
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Odiar es un despilfarro de corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro.
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Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
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No hay pecado tan grande, ni vicio tan apoderado que con el arrepentimiento no se borre o quite del todo.
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La envidia, el más mezquino de los vicios, se arrastra por el suelo como una serpiente.
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El miedo no es más que un deseo al revés.
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Toda la felicidad que la humanidad puede alcanzar, está, no en el placer, sino en el descanso del dolor.
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Recordad que el secreto de la felicidad está en la libertad, y el secreto de la libertad, en el coraje.
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La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno.