Frases cortas de amor
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La manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás.
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No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores.
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Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias.
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El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele.
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La angustia es la disposición fundamental que nos coloca ante la nada.
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Los sentimientos delicados que nos dan la vida yacen entumecidos en la mundanal confusión.
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¿Acaso no destruimos a nuestros enemigos cuando los hacemos amigos nuestros?
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El que no tiene celos no está enamorado.
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No hay nadie que no sea peligroso para alguien.
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A los verdugos se les reconoce siempre. Tienen cara de miedo.
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La añoranza es el camino previo a convertirse en estatua de sal.
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Por la armonía los estados pequeños se hacen grandes, mientras que la discordia destruye los más poderosos imperios.
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La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.
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La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.
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Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande.
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La felicidad es mejor imaginarla que tenerla.
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La dicha no es más que sueño, y el dolor la realidad.
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En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
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El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.
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El aburrimiento es una mala hierba, pero también una especia que hace digerir muchas cosas.
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El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor.
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La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.
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Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías mientras aguardan la gran felicidad.
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Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría,no podrá morir nunca.
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Todo hombre no vive más que por lo que espera.
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He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
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La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
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Entre todos los vestidos que yo he visto poner al orgullo, el que mas me subleva es el de la humildad.
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A enemigo que huye, puente de plata
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En la mujer, el orgullo es a menudo el móvil del amor.
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Tener fe significa no querer saber la verdad.
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En la adversidad una persona es salvada por la esperanza.
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Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta.
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La esperanza del bien es ya un gran bien.
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La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.
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Los sentimientos deben analizarse y nunca obedecerse.
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Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que dios todavía no ha perdido la esperanza en los hombres.
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Mucho más que los intereses es el orgullo quien nos divide.
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El sentimiento llena las lagunas de la ignorancia.
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No os espante el dolor; o tendrá fin o acabará con vosotros.
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El valor de un sentimiento se mide por la cantidad de sacrificio que estás preparado a hacer por él.
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La indiferencia hace sabios y la insensibilidad monstruos.
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Si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas,,nuestros problemas perderían importancia.
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El silencio de un envidioso está lleno de ruidos.
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Nadie puede hacernos sentir inferiores sin nuestro consentimiento.
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La alegría, cuanto más se gasta, más se queda.
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La pena uno puede soportarla solo, mas para estar alegre se necesitan dos.
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Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría.
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Los celos son la icteria del alma.
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Quien pierde su fe no puede perder más.
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Nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas.
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La alegría es pena que se disimula; sobre la tierra no hay más que dolores.
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Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad.
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¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?
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Virtud envidiada es dos veces virtud.
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Haz de manera que seas tú admirado y no lo que te pertenece.
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Siente, no seas una máquina de pensar.
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Donde hay concordia siempre hay victoria.
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La felicidad no es algo que se experimenta sino algo que se recuerda.
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Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.
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La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte.
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La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que a cualquier cosa en la que se vierte.
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La felicidad está en la ignorancia de la verdad.
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El hombre que ha perdido la aptitud de borrar sus odios está viejo, irreparablemente.
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En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que amanecerá.
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Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.
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Los peores enemigos son los que aprueban siempre todo.
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La fe comienza donde termina el orgullo.
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Las ideas mueven el mundo sólo si antes se han transformado en sentimientos.
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El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal.
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Antes de empezar un viaje de venganza cava dos tumbas.
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Muchas cosas me admiran en este mundo: esto prueba que mi alma debe pertenecer a la clase vulgar, al justo medio de las almas; sólo a las muy superiores, o a las muy estúpidas, les es dado no admirarse de nada.
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Todos nuestros enemigos son mortales.
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La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no quiero.
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El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.
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Lo que hace tan agudo el dolor de los celos es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo.
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El orgullo, que nos inspira tanta envidia, a menudo nos sirve también para moderarla.
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Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia.
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Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.
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La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor.